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Ciudadanos digitales, hablemos sobre la salud de Internet

Hoy, Mozilla lanza la versión prototipo del Informe de Salud de Internet. Con este proyecto de investigación de código abierto, queremos empezar un debate con vosotros, ciudadanos de Internet, sobre qué es saludable y qué es dañino, y cuál es el futuro que le depara a Internet.

Cuando me enamoré por primera vez de Internet a mediados de los 90, era un bien común que pertenecía a todo el mundo: un lugar online donde cualquiera podía publicar o hacer cualquier cosa. Podían hacerlo sin solicitar permiso a una editorial, banquero o gobierno. Fue una revelación. Me hizo (a mí y a millones de personas) muy feliz.

Desde entonces, Internet no ha hecho más que crecer como plataforma para la creatividad colectiva, el ingenio y la expresión personal. En 2020 seremos 5 mil millones de personas en Internet. Y grandes áreas de Internet permanecerán tan abiertas y descentralizadas como lo estaban al principio. Al menos, esa es mi esperanza.

Sin embargo, cuando Mark Zuckerberg (Facebook) aparece en la portada de The Economist representado como un emperador romano, me pregunto: ¿Se está repartiendo Internet entre unos cuantos grandes imperios está repartiendo Internet entre unos cuantos grandes imperios, monopolizando actividades diarias como las búsquedas, hablar con amigos o comprar? ¿Puede permanecer realmente abierto y descentralizado?

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Mark Zuckerberg (Facebook) como un emperador romano en la portada de The Economist ( 9-15 de abril de 2016)

De la misma manera, cuando leo acerca de los hackers que convierten millones de webcams y grabadoras de vídeo en un ejército botnets,  me pregunto si este preciado recurso público puede seguir siendo seguro y fiable. ¿Puede sobrevivir?

Estas preguntas son todavía más críticas ahora que nos movemos en una era donde Internet comienza a envolvernos, casi literalmente.

Piénsalo: estamos cada vez más rodeados de dispositivos conectados para “ayudarnos” con todos los aspectos de nuestras vidas: comer, andar, conducir, cultivar alimentos, encontrar un espacio para aparcar, mantener relaciones sexuales, crear herramientas, tener (o no) bebés, hacer funcionar una ciudad… El denominado Internet de las Cosas incluirá 20.800 millones de dispositivos en 2020, que recopilarán y cotejarán datos constantemente.

El Internet de las Cosas, los sistemas autónomos, la inteligencia artificial: estas innovaciones indudablemente reportarán beneficios a nuestras vidas y a la sociedad. Sin embargo, también crearán un mundo donde ya no “utilizaremos un ordenador”, sino que viviremos dentro de él.

Esto cambia las reglas del juego. Internet ahora es nuestro entorno. Su modo de funcionar y su salud tienen un impacto directo en nuestra felicidad, nuestra privacidad, nuestros bolsillos, nuestras economías y nuestras democracias.

Por esto es por lo que me levanto todos los días pensando en la salud de Internet. Es también la razón por la que trato de concienciar a más gente para que piense en ello como un problema que nos afecta a todos. Los ecologistas se enfrentaron al mismo problema en 1960. Pocas personas sabían que la salud del planeta estaba en riesgo. Construyeron un movimiento global que ayudó a la sociedad a entender cuestiones extrañas como la capa de ozono y las energías renovables, cambiando finalmente las leyes y provocando que una serie de sectores se comprometieran con los negocios ecológicos. Convirtieron el medio ambiente en una cuestión importante.

Necesitamos un movimiento similar para la salud de Internet. Necesitamos ayudar a la gente a entender cuál es el riesgo y qué podemos hacer.

Esta es justamente la razón por la que en Mozilla hemos empezado a trabajar en el Informe de Salud de Internet. Es un proyecto de código abierto para documentar y explicar qué pasa con este valioso recurso público. Hemos elaborado el informe con datos de múltiples fuentes y los hemos combinado con historias desde cero.

Esta versión inicial del informe desvela la salud de la Web en cinco aspectos que van desde temas muy vinculados a Mozilla, como la descentralización, la innovación abierta y la privacidad y seguridad online, hasta áreas novedosas como la inclusión digital y la alfabetización web. Hemos elegido centrarnos en estos asuntos porque todos ellos tienen una influencia social, técnica, política y económica en Internet. Estrechamente interrelacionados, estos temas (y las decisiones que tomamos sobre ellos) tienen un profundo impacto en la salud de Internet, para mejor o peor.

Esperamos que leas lo que hemos empezado, comentes en los márgenes, copies y compartas, para mejorarlo. Si deseas escribir, contribuir en la investigación o participar de alguna otra manera en futuras versiones del informe, comunícate con Solana Larsen, nuestra editora del Informe de Salud de Internet. Tus comentarios nos ayudarán a elaborar la siguiente versión de este informe.

La buena noticia es que podemos tener un impacto en la salud de Internet. Está diseñado para ello. Podemos construir nuevas partes y enseñar a la gente a sacar el máximo provecho de lo que hay en Internet. Podemos señalar lo que está mal y mejorarlo. Si realizamos este tipo de labores juntos, creo que podremos expandir el movimiento para mantener Internet lo más saludable posible en el futuro.

Mark Surman (Director Ejecutivo de la Fundación Mozilla)